“Los intentos por controlar el problema son el problema en sí”.
La Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT) (Hayes, Strosahl & Wilson, 1999), es una propuesta terapéutica dirigida a trastornos psicológicos que tienen su base psicopatológica en patrones persistentes de comportamiento destinados a evitar determinadas experiencias internas (pensamientos, sentimientos, sensaciones…) que los pacientes consideran como aversivas y dolorosas.
Los pensamientos y los sentimientos son importantes pero no tienen que determinar lo que haremos. El comportamiento alternativo a la evitación es la aceptación, es decir, recibir o tomar lo que sucede en nuestro interior, ya sea un pensamiento, un sentimiento, una sensación desconocida hasta el momento, un recuerdo, etc. Para ello, es necesario que el paciente esté dispuesto a abandonar sus intentos de cambio para pasar a activar el proceso de sentir los sentimientos como sentimientos, los pensamientos como pensamientos y los recuerdos como recuerdos.
La ACT se mueve entre la “aceptación” y el “cambio”, es decir aceptar lo que no se puede cambiar y comprometerse a cambiar lo que se puede cambiar y que desde la perspectiva del paciente merece ser cambiado.
Mediante metáforas, paradojas y ejercicios experienciales las personas pueden aprender a contactar con sus recuerdos, pensamientos, sentimientos, y sensaciones físicas, tanto los previamente temidos y evitados como cualquier otro que surja. Así se aprende la habilidad de recontextualizar y aceptar estos eventos de naturaleza privada permitiendo clarificar lo que es importante en la vida de cada persona, lo que valoran, de este modo adquieren el compromiso con los cambios que son necesarios para mejorar su vida.
Son muchos los estudios de aplicación de esta terapia a diferentes tipos de problemas como los afectivos (depresión, bipolaridad, ansiedad), los psicóticos, dolor crónico, cáncer, adicciones, etc. habiéndose obtenido resultados clínicos prometedores.
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